miércoles, 26 de agosto de 2009

MATERIAL DE APOYO PRUEBA 01 SEGUNDO SEMESTRE 2009

Este Taller trata de cómo nos informamos por Internet.

En la primera parte hemos revisado a la prensa y los blogs como fuentes de información. Lo que viene a continuación refuerza lo que hemos pasado en clases.

1. CÓDIGO DE ÉTICA PERIODÍSTICA (CHILE)
El Colegio de Periodistas de Chile (A.G.) define en su Introducción al Código de Ética de su profesión lo siguiente (citamos aquí sólo una parte):

Ética periodística es la definición teórica y aplicación práctica permanente y obligatoria de normas conductuales y de procedimiento establecidas en el presente Código, que deben observar los miembros de la Orden para que su actuación profesional sea correcta y socialmente útil.

El cumplimiento de esta normativa será obligatorio para los periodistas y su resguardo estará a cargo, en primera instancia, de los Tribunales de Ética y Disciplina de los regionales respectivos y del Tribunal Nacional de Ética y Disciplina (TRINED), en caso de apelaciones.

La ética proporciona un marco de trabajo para dirigir las funciones esenciales de los periodistas, establecer políticas y desarrollar estrategias para velar por el correcto ejercicio profesional.

Quienes ejercen el periodismo y los medios de comunicación social son importantes agentes socializadores. Tienen influencia en la formación de valores, creencias, hábitos, opinión y conductas de los distintos estamentos de la sociedad.

La información en periodismo se entiende como bien social y no como un producto, lo que significa que el periodista comparte la responsabilidad de la información transmitida y es responsable, no sólo ante quienes controlan los medios, sino principalmente ante el público. La responsabilidad social del periodista requiere que él o ella actúen, bajo todas las circunstancias, en conformidad con el sentido ético personal.

El compromiso del periodista con la verdad y su deber de transmitirla a la ciudadanía es irrenunciable y es su obligación impedir que bajo ninguna circunstancia, ya sea por presión editorial, publicitaria, política o económica, ella sea alterada. La omisión, manipulación o el falseamiento de la información es una falta grave que atenta contra la esencia de la actividad de un periodista.

Cualquier intento o presión que reciba el periodista para modificar la verdad informativa a la que se enfrente en el ejercicio de su labor, debe ser denunciada al Colegio de Periodistas de Chile el que está obligado a prestar amparo a todo colegiado que sea afectado por defender la verdad.

El masivo acceso a información cierta, confiable, oportuna, permanente y sin censura, incide en la mantención y elevación de la dignidad y calidad de vida de las personas y permite a todos los estratos de la ciudadanía, informarse, optar y participar con igualdad de oportunidades en la toma de decisiones y actuaciones de la Nación.

La acción profesional del periodista se entiende como un aporte al bien social y no como un producto neutro en el mundo de las comunicaciones, lo que significa que el periodista comparte la responsabilidad de la información transmitida y no puede escudarse en los criterios impuestos por quienes controlan los medios cuando no informa con veracidad y objetividad. La responsabilidad social del periodista requiere que actúe, bajo todas las circunstancias, en conformidad con el sentido de las normas éticas socialmente aceptadas y por este Código.

El avance de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TICs) abre nuevos espacios para la labor de los periodistas, los cuales requieren normas específicas contenidas en este Código.

Luego, en el punto I: Del deber ser de los periodistas, se lee:

Primero :
Los periodistas están al servicio de la verdad, los principios democráticos y los Derechos Humanos. En su quehacer profesional, el periodista se regirá por la veracidad como principio, entendida como una información responsable de los hechos. El ejercicio del periodismo no propiciará ni dará cabida a discriminaciones ideológicas, religiosas, de clase, raza, género, discapacidad en todas sus formas, ni de ningún otro tipo, que lleven a la ofensa o menoscabo de personas naturales o jurídicas.

Segundo :
El periodista difundirá sólo informaciones fundamentadas, sea por la correspondiente verificación de los hechos en forma directa o con distintas fuentes, o la confiabilidad de las mismas.

Tercero :
El periodista no manipulará, bajo ninguna circunstancia, la información y no será cómplice de falsear la realidad.

Cuarto :
Es deber de los periodistas recurrir a todos los medios lícitos a su alcance, a fin de evitar que se dicten o apliquen disposiciones que disminuyan, dificulten o anulen el ejercicio de la libertad de expresión e información. En caso de estar vigentes leyes o reglamentos de ese carácter, deberán trabajar en favor de su derogación.

Quinto :
Ningún periodista podrá hacer uso o invocar la aplicación de leyes que lesionen la libertad de expresión e información, ni aun a pretexto de hacerlo fuera del ejercicio profesional.

Sexto :
El periodista deberá establecer siempre una distinción clara entre los hechos, las opiniones y las interpretaciones, evitando toda confusión o distorsión deliberada de ellos.

Séptimo :
El periodista podrá hacer uso de todos los instrumentos técnicos a su alcance en la búsqueda de la verdad, en el marco de los principios éticos señalados en este Código.

Octavo :
El periodista debe citar sus fuentes, pues el receptor tiene derecho a conocerlas. Sólo debe silenciarlas si ellas se lo pidieren (off the record)-previa confirmación de su idoneidad y confiabilidad- respetando así la confianza otorgada al entregársele antecedentes reservados.

El periodista no inventará fuentes, encubriéndolas como “un cercano”, “un alto funcionario de la institución”, etc., resguardando de este modo la credibilidad y dignidad de la profesión, tal como lo establece este Código.

En el caso del periodismo digital, es recomendable, además, incluir la fecha y un link o vínculo a la fuente, a fin de ampliar la información para el lector o lectora, en caso de que lo necesite.

Noveno :
El periodista que se haya comprometido a mantener en forma confidencial hechos, informaciones u opiniones, no debe darlos a conocer ni pública ni privadamente. Esto implica que tampoco podrá compartirlos con persona alguna que pudiera divulgarlos.

Décimo :
El periodista no podrá publicar por adelantado ningún material informativo suministrado para su publicación en una fecha y hora previamente determinadas (embargo).


2. HECHOS Y NO OPINIONES
Como primera fuente de información, hemos empezado con la prensa. En ese punto, es importante leer el primer post de este blog: El proceso de verificación en The New Yorker (hacer clic acá para verlo), para comprender la diferencia entre un hecho y ficción.

El periodismo no es ficción, busca documentar hechos y presentarnos lo más claramente y en contexto una noticia.

A continuación un ejemplo, de boca de uno de los grandes periodistas del siglo XX, Harold Evans, que se refiere a su investigación periodística sobre los efectos en fetos humanos de la Talidomida, que era un fármaco que calmaba las náuseas de los tres primeros meses de embarazo y que produjo un tremendo daño social y su reportaje es un clásico del periodismo de investigación:
Respuesta. Primero hablemos de la talidomida. Siempre pensamos que los gobiernos están para ayudar a la gente, pero a veces no lo hacen, y ahí entra el periodismo. Éste tiene que entender los hechos, y eso hicimos con este caso. ¿Cuál era la situación de aquellos niños sin brazos, sin piernas? Sus madres habían tomado la talidomida durante el embarazo; esas pastillas fueron recetadas por médicos de la seguridad social, y cuando empezaron a ocurrir las tragedias nadie se dio cuenta de que la causa eran esas pastillas. El ministro de Sanidad, Enoch Powell, no quiso una investigación. Y la ley inglesa impedía que los periódicos se ocuparan de ese asunto..., porque los padres ya lo habían denunciado. Cuando yo llegué a The Sunday Times quise desafiar esa ley, inicié una investigación y propuse una campaña. La investigación era para verificar que la pastilla había sido la causa de esos daños, cuál era la responsabilidad del Gobierno y qué necesitaban esas personas para vivir razonablemente.

P. Así que usted se saltó la ley...

R. Esperé a que actuara la ley, y que hubiera compensaciones, pero no se producía un veredicto. Los niños se enfrentaban a una gigantesca corporación que también fabricaba whisky, y la batalla judicial se hacía difícil, casi imposible. Así que decidí que intervendríamos para presionar a la compañía para que llegaran a un acuerdo con los padres para darles algún anticipo.

P. Y tampoco consiguió nada.

R. Espere, espere. En cuanto hice esa investigación el Gobierno me llevó ante los tribunales para prohibir la publicación de nuestras conclusiones. Y la empresa que fabricó las pastillas hizo lo propio. Ése fue el principio de una enorme batalla que mi periódico libró para poder contar la historia.

P. ¿Cómo fue?

R. Necesitábamos el apoyo de los líderes políticos, pero primero hablé con un juez y con un político laborista que había ido conmigo al colegio. Me iban a ayudar. El Gobierno (que ya, en 1972, era laborista) me dijo que no pensaba remover el asunto... Hicimos la campaña, hubo una enorme bronca, y la empresa farmacéutica al fin se rindió, ofreció una compensación irrisoria, hasta que la subieron a veinte millones de libras.

P. Fin de la historia.

R. Para nada. Yo quería saber qué había sucedido para que en el futuro las incapacidades creadas por una droga pudieran evitarse con adecuados mecanismos de control. Por cierto, había niños españoles y alemanes que aún no han sido compensados y que fueron niños de la talidomida... Pasamos por varios tribunales, hasta que apelamos al Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, donde nos enfrentamos al Gobierno británico por su prohibición para que la prensa investigara el asunto. Y ganamos 8 a 5. Por cierto, en el tribunal había un juez español.

P. Una victoria periodística.

R. Pero sobre todo humana. Demostramos, además, que las empresas farmacéuticas habían sido negligentes; habían puesto la droga en el mercado sin examinarla; descubrimos las debilidades de los programas de evaluación de los medicamentos, y conseguimos que se cambiara la ley para que la prensa fuera más libre.

P. Fue un precedente.

R. Y tuve el apoyo de todo el mundo en The Sunday Times. Costaba mucho dinero, y nadie en la empresa me reprochó que gastara en abogados para una lucha contra el Gobierno que iba a perder. ¡Nadie le había ganado antes al Gobierno británico! Así que algo de crédito hay que darle a una empresa sabia que reconoció que producir periódicos no es como producir judías en lata. Algunas veces hay que correr riesgos e incurrir en gastos. Y esto aumentó la reputación del periódico y resultó ser una inversión para el futuro.

Si quiere, puede ver la entrevista completa a Harold Evan en El País: Hacer clic acá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores